En la actualidad, empresas de todo tamaño y sector están integrando las nuevas tecnologías como parte integral de sus estrategias con el firme propósito de ofrecer una mejor experiencia al cliente y así impulsar el negocio. Sin embargo, esta transformación también ha comenzado a influir en las expectativas que tienen los empleados respecto a su lugar de trabajo, iniciándose así el camino hacia la oficina digital, el cual precisa de un enfoque estratégico integral dentro de las empresas.
Un reciente informe llevado a cabo por la firma británica CGI Group bajo el título “Digital Employee Experience”, señala que grandes tendencias como son la globalización, los cambios demográficos o el incesante aumento de la competitividad, están presionando a las empresas no sólo para re-imaginar sus modelos de negocio, sino también para transformar sus espacios de trabajo en busca de una mayor eficiencia y productividad.
En este sentido, cuatro son los principales beneficios que alcanzan las organizaciones cuando implementan un espacio de trabajo digital son:
- Incremento de la productividad de sus empleados, dado que las tareas más rutinarias pueden ser automatizadas, o al menos aceleradas, con la ayuda de información contextual proporcionada por herramientas que facilitan y optimizan el proceso de toma de decisiones.
- Mayor acceso al talento, gracias a nuevos estilos de trabajo como el trabajo remoto, el trabajo colaborativo, etcétera.
- Aumento de la tasa de retención del personal, pues las condiciones del espacio de trabajo digital aumentan la satisfacción y el bienestar de los empleados.
- Incremento de la capacidad de innovación, pues el trabajo en equipo y colaborativo permite compartir más y mejores prácticas.
Sin embargo, a pesar de lo significativo de estos beneficios, a menudo suelen ser vistos como intangibles, por lo que muchas empresas se centran más en la experiencia del cliente y en la eficacia operativa, dejando de lado la importante experiencia del empleado.
A consecuencia de ello, se emprenden iniciativas que resultan un tanto incompletas, tales como la tendencia BYOD, la gamificación, etcétera, que, si bien merecen la pena y aportan beneficios, el hecho de ser aplicadas de forma aislada impide que se extraiga todo su potencial.
Así, para emprender la transformación digital y aprovechar al máximo los beneficios aportados por la misma, es necesario comprender y asumir, por un lado, el papel fundamental que tienen los trabajadores para que la organización pueda alcanzar sus objetivos y, por otra parte, que la transformación digital se efectúe en el marco de un enfoque estratégico completo y global, y no como iniciativas aisladas.